jueves, 24 de julio de 2008

Carta 12

En cuanto llegue a Múnich, intente olvidarme de ella. Ocuparme en la escuela, en lo que fuese. Conseguí un trabajo, salía por las noches, pero la culpa seguía atormentándome.

Después comenzaron a llegar sus correos electrónicos. No pude responderle ni uno solo. No sabia que decirle después de lastimarla así que opte por la misma salida que tomo Adrian. La del cobarde.

Cada palabra agrandaba la llaga, cada frase sumaba una tonelada a mis culpas y cada vez que me pedía que le contestara generaba un deseo de terminar mi asquerosa existencia.

Carta 11

Al despertar pude sentir su aliento en mi pecho, su brazo descansando gentilmente sobre mi pecho y su hermoso rostro yacía serenamente en mi pecho, como si ese fuese su lugar indicado.

Estuve unos minutos mirándola, intentando guardar esa imagen en mi memoria para que me acompañase para siempre. Desgraciadamente, lo logre.

Unos minutos después de que yo despertara ella también despertó. Me miro y sonrio. La noche anterior le había revelado todo, todas mis noches en vela, todas esas veces que intente decirle te amo y no pude. Todo.

Al despertar ella me abrazo y se levanto a cambiarse. No tarde mucho en seguirla. En cuento estuvimos listos nos fuimos sin siquiera despedirnos de Humberto quien estaba acostado en un sillón junto a las mismas 2 mujeres de la noche y dormía con una sonrisa en el rostro.

La deje en su casa y después de todo una viaje en un silencio incomodo le pregunte si podríamos vernos hoy. Me dijo que no podía, que tenia que salir de la ciudad y que volvería al día siguiente. Pero que volvería antes de que yo me fuera.

No me atreví siquiera a preguntar a donde iría o por que iría. Solo temía no volverla a ver antes de irme. Me fui a mi casa e intente despejar mi mente mientras terminaba de empacar, pero ella se negaba a salir de mis pensamientos. ¿Como la podía sacar?

El sábado me iría en la mañana, tomaría un avión a el D.F. y de ahí a New York y a Europa. Entonces por que no podía pensar mas que en ella, el día más importante de mi vida estaba a dos días de distancia y mas sin embargo ella era lo único en mi mente. Y no podía hacer nada más que esperar.

No pude contactarla hasta después del atardecer, mi desesperación debió ser evidente para ella. Fui por ella, de ahí fuimos caminando al parque que se encuentra a un par de calles de su casa.

Le pregunte que sentía de la noche anterior. Me dijo algo que me ha atormentado hasta el día de hoy.

“Fue lo que fue. Yo entiendo que te iras y no hay tiene sentido que intentemos sacar algo de eso. Tomémoslo como lo que fue, una noche de…sexo. Solo eso.”

Por primera vez en todo el tiempo que tenia de conocerla me revele contra uno de sus racionamientos.

“Como puedes decirme que solo fue una noche, como puedes esperar que me vaya de aquí pensando que pase una noche con quien amo solo por el sexo” le dije yo, dejando que el dolor se palapase en mi voz.

Me decía que no había razón para que nos mátesenos esperando al otro, que no tenía futuro. Yo intente luchar contra su lógica. No pude asi que mi cerebro tomo la única salida que pudo, el enojo. Y en ese punto, dije cosas de las que nunca podre disculparme.

“Que quieres de mi” me dijo antes de que yo me fuese arrastrando en una tormenta de ira, mirando de reojo vi sus lagrimas salir y por primera vez no me importo.


No volví a hablar con ella mucho tiempo. Años. Tome el avión a Alemania y no mire a atrás.

La extrañe más de lo que me odie. Había roto el corazón de un ángel al intentar ganármelo y no me perdonaría jamás por eso.

martes, 22 de julio de 2008

Carta 10

Cuenta regresiva. Una semana.
Ese tiempo me quedaba antes de irme y aun no le había dicho que me iría. Pero lo tenía que hacer.

Fuimos al cine, ella ya hacia semanas que ni mencionaba a Adrian, se veía mucho más feliz, se le veía su magnificencia en su piel. Al salir de la función ya era de noche así que me tome la libertad de llevarla a ver las estrellas. Estas palidecían junto a ella.

Estábamos sobre el cofre de mi carcacha, viendo el cielo , con ella recargando su cabeza en mi pecho. No recuerdo que palabras le recitaba intentando impresionarla e hipnotizarla. Solo se que no funcionaba, por lo menos no como yo quisiese.

Después de un poco de silencio no pude aguantar más, tuve que decirle. Recuerdo mis palabras saliendo de mi boca torpemente, revolviéndose entre si y obteniendo un resultado poco impresionante.

Ella en silencio me hizo preguntas, quería saber si tenía las becas, si ya sabía donde me quedaría, si ya tenía arreglado lo de la visa. Siempre se preocupo por mí. Finalmente me pregunto que si cuando me iba.

Al responderle pude ver sus ojos detenerse, su mirada se intensifico y me dijo que la llevase a su casa. En silencio viajamos por las calles casi vacías de la ciudad nocturna. Ella no quería hablar y yo temía intentarlo. La conocía lo suficiente para entender que ella no quería hablar.

En su casa se bajo sin decir una palabra, tomo su bolso y se bajo. La vi entrar como un relámpago a su casa, ni se despidió. El camino a mi casa fue el mas largo de mi vida. Y no podía más que patearme a mi mismo por no haberle dicho.

Un par de días después Humberto me llamo. Quería que fuera con el a su casa, para hacerme una pequeña despedida. Yo fui sin ánimos, estaba demasiado deprimido. Al llegar encontré una gran sorpresa , tenia su casa llena de gente esperándome para darme una gran despedida. Todos mis amigos y compañeros. Pero lo que mas me alegro fue verla a ella ahí.

Salude a todos tan rápido como pude, intentando alcanzarla. Atravesé la sala y me encontré con ella, quién me abrazo y me pidió disculpas. Yo hice lo mismo pero con lagrimas en mis ojos.

Tome un par de cervezas junto con todos mis amigos, Humberto especialmente parecía estar divirtiéndose a lo grande, Bebiendo tanto como podía mientras se intentaba emparentar con un par de amigas de la escuela, nada se lo impedía pues sus padres no estaban en la ciudad. Ella no dejo mi lado, ni yo deje que me abandonara.

Después de la media noche ella me guio hasta el balcón, donde platicamos mientras bebíamos. Ella me decía como me iba a extrañar pero sabia que me iría muy bien, que yo era muy brillante y que no era de sorprenderse si regresaba siendo muy reconocido. Toda la conversación me pareció surrealista, como podía a mi llamarme “brillante”, ella era una genio.

Después de un largo silencio me abrazó, yo le devolví el abrazo. A pesar del alcohol que recorría mis venas. Aun recuerdo perfectamente ese balcón, esa noche, ese abrazo. Es como si su toque quedase tatuado en mi piel.

Cuando me di cuenta ella estaba dejando salir lágrimas, las cuales caían en mi hombro quemándome el alma. Yo al mirarla no pude contenerme. Deje una lágrima recorrer mi mejilla. Ella lo noto, la vio bajar y la detuvo con su mano. Era la primera vez que me veía llorar. Me sonrió al mirarme a los ojos. Y mantuvo esa mirada fija.

De pronto todos mis años de inhibición se vieron destruidos por esa mirada, no pude evitarlo. Sin romper el abrazo acerque mi rostro al suyo, y finalmente liberando años de sueños y fantasías, la bese.

Ella lo devolvió, lo acepto sin dejar que el abrazo se disipara en la noche. Sus labios eran como los había imaginado, su beso era tan maravilloso como el mejor sueño que pude tener. No la deje ir, mantuve mis brazos alrededor suyo. Temiendo que de soltarla se me escapara.

Duro una eternidad y un segundo. Antes de que rompiésemos la unión de nuestros labios. Ella me miro, no como la mirada que pregunta que acaba de pasar, si no con una que me cuestionaba el por que me había detenido.
Después de ese beso la amistad que tanto odio, murió.

Otros besos siguieron al primero, pero solo fueron para guiarnos a la habitación donde pasaríamos la noche, donde ella cumpliría mis sueños. Después de todo este tiempo aun tengo memorias vividas de lo que paso en ese cuarto.

Aun dejo correr lágrimas en mis ojos cada ves que recuerdo que una vez fue mía. Pero ya no mas, nunca mas.

lunes, 21 de julio de 2008

Carta 9

Un par de meses antes de mí partida mis planes de irme dejándola en los brazos del mejor hombre del mundo se derrumbaron.

Adrian, el hombre perfecto, había terminado con ella. Fui el primero en enterarme, me marco al celular y yo tan rápido como pude llegue a confortarla, a aliviar sus lágrimas, a intentar alejar el dolor.

Estuve en su casa hasta altas horas de la noche cuando ella cayó dormida en la cama. Salí silenciosamente de su cuarto, afuera me encontré a su mama y me despedí de ella. Aun recuerdo como me agradeció a mi y a dios por mandarle un amigo como yo. En silencio yo lo maldije un poco.

No pude ir a mi casa, las lágrimas de ella aun estaban sobre mi, no podía ir a casa. No tarde en localizar a adrian, llame a su casa y a un par de amigos suyos. Estaba en el bar donde el solía tocar.

¿Para que iba a buscarlo? ¿Planeaba confrontarlo? Estoy seguro que no quería agradecerle ni mucho menos. Entonces, ¿Por qué sentía esa necesidad de hablar con el? Estaba por averiguarlo.

Lo encontré bebiendo en la barra lejos del micrófono y da la guitarra que solía acompañarlo en ese bar donde yo ya lo había visto en el escenario dedicándole canciones a la mujer que acababa de romperle el corazón.

No se sorprendió de verme. Me dijo que me esperaba, que sabia que buscaría explicaciones y quizás venganza por ella. Yo en verdad no sabía que buscaba.

Me senté con el a beber. Hablando de ella, de cómo la amaba. Así que no pude evitar preguntarle lo obvio. ¿Si la amas por que rompiste la relación? Estúpidas palabras para venir de mí, ¿no?

El me conto la historia mas enternecedora y patética.

De cómo había conocido a una jovencita de 18 años en una fiesta de un amigo suyo, como ella había pasado toda la semana con el y aparentemente estaba embarazada después de que con un par de copas encima ella se le insinuase y el no tuviese la sobriedad para rechazarla.

Idiota.

Como podría el meterse con otra mujer teniéndola a ella. Pero entendí que el era el que mas se arrepentía cuando vi sus lágrimas correr por sus mejillas.

Después yo también entendería lo que es lastimar a un ángel y entendería las lágrimas de Adrian.

viernes, 18 de julio de 2008

Carta 8

Alrededor de un año antes de que me graduase como ingeniero civil, Humberto encontró una convocatoria por internet, que según el era perfecta para mi. Desgraciadamente tenía razón.

Era un doctorado en ingeniería estructural en Alemania, Múnich para ser exacto. Se requería mínimo hablar español, ingles y alemán. Cosa que yo dominaba gracias a mi afán por intentar alcanzarla a ella en su genialidad. Calificaciones altas y conocimientos avanzados en el uso de software de diseño, etc.

Todo lo tenia, mucho de esto gracias a ella. Sin darme cuenta me había convertido en el mejor promedio de mi clase y un candidato perfecto para beca. Era tan extraño que fuese posible para mí llegar lejos. Después de todo yo era una persona incompleta sin ella, ¿que no?

Mis padres me dieron todo el apoyo del mundo. La escuela hizo un par de excepciones solo por mi. Y Humberto me apoyo en todo momento.

Toda la gente que yo conocía estaba actuando de la mejor manera posible, estaban ayudándome a mí con mi sueño de ser grande por y para ella. Aun creo que en mi delirio yo pensaba que si era un ingeniero con altos estudios y grandes logros ella no podría resistirme. Era un idiota.

No solo por creer que podía ganármela estudiando si no por que le oculte mis intenciones de irme a estudiar a Alemania. No quería tener esa conversación y tanto mis padres como Humberto guardaron el secreto.

Quizás creía que si en el ultimo momento se lo decía no tendría que abandonar su lado. Quizás no quería que ella me convenciera de no hacerlo, como si ella fuese tan egoísta como yo.

Ya estaba decidido, en el siguiente verano abandonaría mi patria, mi familia y, con el mayor de mis pesares, a la mujer que amaba.

Carta 7

El viaje continuo, ella era feliz mientras avanzábamos por las carreteras sin rumbo visitando pueblos pintorescos y conocíamos a personas mas pintorescas aun.

Jamás podre olvidar esa semana, sin importar cuanto me dolía tenerla cerca sin que pudiese estar con ella. Sin importar todas las noches en vela después de que ella descubrió que dormir cerca de mi la ayudaba a dormir, sin importar las lagrimas que dejaba escapar en esas noches. Esa fue la mejor semana de mi vida.

Pero eventualmente tuvo que terminar. Regresamos a nuestra ciudad, regresamos nuestra vida regular. Ella a los brazos de Adrian y yo a mi intento por sobrevivir en un universo donde ella y yo jamás estaríamos juntos, uno en el que me escondió en la música, en los libros y en la escuela.

Pero lo que mas me ayudo a sobrevivir estos tiempos fue Humberto, aunque jamás le dije nada acerca de cómo ella era la dueña de mi existencia. Para el, ella era solo mi mejor amiga.

Creo que nunca se lo dije por que era más sencillo no hablar de eso. Por cobarde. El lo merecía saber, el me contaba todo. El divorcio de sus padres, el hermano que murió. Todo.

Supongo que en mi propia ilusión lo mío era más importante o más personal que todas esas partes de su vida. Fui egoísta, no fui un buen amigo.

Aun hoy en día, el me considera su mejor amigo. Como puedo mirarlo a los ojos. Después de tantas mentiras.

No puedo ser su mejor amigo, no puedo ser ni siquiera una persona completa, no sin ella.

jueves, 17 de julio de 2008

Carta 6

Verano de hace 9 años, si no mal recuerdo. Ella me convenció de ir de vacaciones, sin padres, sin novios y sin destino. La idea de estar por una semana con ella y sin la constante compañía de Adrian, el hombre perfecto, resultaba muy llamativa para mí. Tenerla para mi solo.

Partimos en su auto. La mayor parte del tiempo yo conducía, oíamos música, platicábamos, ella dormía. Todo era perfecto.

Nos detuvimos en una playa, los turistas la tenían abarrotada, temíamos no poder encontrar acilo. Para empeorar la situación, en la tarde comenzó a llover. Así que quedarse en el auto a dormir fue una idea rápidamente desechada.

Encontramos posada en una pequeña casa que rentaba un cuarto y accedieron a que les pagásemos por una noche. Era una pequeña cabaña cerca de la playa, desde la ventana podíamos ver como las olas ayudadas por el viento azotaban las rocas y arena de la playa. Era tanto hermoso como atemorizador.

Una cama había en el cuarto. No recuerdo que fue lo que sentí al saberlo, no se si fue alegría o miedo. Solo se que después de eso una ansiedad me lleno el cuerpo, la mente y el alma.

Intente darle mi espalda para poder dormir, olvidarme que la mujer más hermosa del mundo se encontraba en paños menores a solo unos centímetros de mi. Pero ella parecía estar en una misión de atormentarme sin importar como. Me pidió que la abrasara.

Y como ella lo pidió, yo lo hice. Como decirle que no, como rehusar la propuesta de acurrucarme cerca de la diosa, de la mujer de mis sueños. No pegue el ojo en todo la noche.

Rápidamente ella cayó dormida en mis brazos. Yo solo la miraba dormir. Aun no estoy seguro si paso, pero creo haber dejado salir un “te amo” mientras la veía dormir.
Pero no importa, si lo dije ella no lo oyó y si lo oyó no le importó.

miércoles, 16 de julio de 2008

carta 5

Mientras estudiaba conocí a Humberto, rápidamente nos hicimos amigos. El era un gran tipo solía salir con ella y conmigo, era fabuloso como podía hacer una situación increíblemente incomoda para mi e incluso hacer que me divirtiera.

Era un gran amigo, aun lo es. Lo quise como a un hermano.

El fue la primera verdadera amistad que tuve después de conocerla a ella, fue quien me mostro que hay un mundo tan grande haya afuera. Y yo planeaba conocerlo, recorrerlo y devorarlo.

En este tiempo pude balancear mi vida, entre ella y el resto de mi vida. Aun era difícil mantener la balanza hacia mi vida.

Recuerdo cuando Humberto y yo despertamos en una casa de playa a más de 100 kilómetros de donde habíamos empezado a beber. Arrastre mis pies por la casa entre alrededor de 10 extraños que se encontraban semidesnudos y algunos utilizaban el traje con el que dios los mando al mundo.
La casa apestaba a sexo, solo el cuarto en el que yo había despertado parecía esta ausente de este olor. No podría ser que mi sentimiento por esta mujer me inhabilitar emocionalmente aun en esta alcohólico. Era una maldición.

Ni pensando en como ella podría estar con su novio, haciendo lo mismo que aquellos desconocidos que se encontraban en la casa de playa, ni con esa imagen en mi mente podía hacerlo.

Era como si mi humanidad fuese devorada por ella, al mismo tiempo que ella era lo que mas me hacia humano.

martes, 15 de julio de 2008

Carta 4

Ella siempre estuvo sola, nunca dejo que ningún hombre pudiese darse el titulo de su novio, para mi buena suerte. Lamentablemente esto llego a su fin, cuando el entro a su vida.

Estaba en su misma carrera y parecía ser perfecto para ella, era gracioso, inteligente y parecía poder cumplir todas sus necesidades.

¿Sabes lo difícil que es odiar a alguien que hace feliz a la persona que amas? Es desgastante. Lo peor de esto era que el no merecía ser odiado, era buena persona la trataba como reina e incluso hacia el esfuerzo de agradarme solo para que ella estuviese cómoda.

Adrian era su nombre, digo era por que no he oído de el desde hace años. Ella lo amaba, solía llamarme a la mitad de la noche solo para decirme como el había echo tan perfecto su día. Odiaba los detalles, odiaba que ella me dijera como la besaba y como la tocaba, me daban ganas de vomitar.

Ella solía decirme que ya era hora de conseguirme una novia para que pudiésemos salir en parejas, yo solo le decía que no tendría tiempo para una novia y para ella.

Su respuesta siempre era la misma una risa. Esa risa que tanto solía atesorar, en esos tiempos parecía burlarse de mi, decirme “tonto consíguete con quien jugar, yo jamás jugare contigo”.

En estos tiempos fue cuando rompí un poco contacto con ella. Al principio incluso pude imaginarme la vida sin ella, pude verme a mi mismo con alguien más, pude besar a una mujer.

Desgraciadamente esta ilusión de una vida sin ella se desvaneció el momento que la volví a ver. Todos los sentimientos volvieron acompañados de una gran culpa por abandonarla.
Como podría alejarme de esta maldición, quien diría que lo que mas atesoraba en mi vida parecía ser algún tipo de peso que me impedía avanzar.

Caí de nuevo, no me pude separar de ella. Volví a ser su confidente, su “amigo”. Dios aun odio esa palabra.

Ella era mi droga y jamás podría escaparla. O eso creía.

domingo, 13 de julio de 2008

Carta 3

Los eventos que cuento pasaron hace ya poco más de 14 años, desde ese momento mi vida cambio.

Ella era demasiado buena para que se fijara en mi, así que yo me mejore a mi mismo. Subí mis calificaciones de manera astronómica para intentar alcanzarla, cosa que nunca logre ella es un genio. Lo era entonces y estoy seguro que aun lo es.

Intente hacer deporte, el cliché no funciono aunque el fracturarme la pierna jugando futbol ayudo a tenerla mas cerca durante unas semanas.

La seguí a todas las extracurriculares en las que se inscribió, cada curso, cada clase de idiomas y por más que me esforzara jamás la alcanzaba. Su habilidad para memorizar cualquier pedazo de información y racionalizar cualquier suceso era tanto impresionante.

En nuestras clases de programación ella terminaba antes que cualquier otro, con trabajos que parecían haber sido hechos por expertos.
Jamás pude igualarla en nada.

Aun recuerdo como me dolió el día que decidí que quería una carrera distinta a la suya, fue una decisión difícil pero logre decidir que no quería ser un ingeniero en sistemas y opte por una distinta. Pensé que no la podría ver todos los días como antes, pero nuestra “amistad”, como ella la llamaba logro sobrevivir.

Desgraciadamente la “amistad” no duro por siempre.

Murió, en mis labios y en los suyos.

jueves, 10 de julio de 2008

Carta 2

Mentiría si dijera que preferiría no haberla conocido para jamás haberla herido, lamento admitir esta declaración que simplemente es una prueba de que tan bajo he caído como ser humano. Pero no podría ni por un minuto vislumbrar mi vida sin que ella hubiese participado, no seria la misma, no valdría la pena.

Aun recuerdo cuando la conocí, fue en el bachillerato.

El primer día de escuela no fue nada interesante, muchos maestros se presentaron y nos crearon actividades para que nos conociéramos mediante presentaciones ostentosas. Esta misión se mostro especialmente difícil para mi, no se me era sencillo hablar frente a grandes grupos de personas, esta afección continua afectándome hoy en día.

Al llegar a la casa después de la escuela encontré una terrorífica verdad, el reloj que mi padre me había regalado al cumplir 15 años se me había perdido. Este artefacto del que hablo no era una reliquia familiar que llevase generaciones con la familia pero era un costoso modelo suizo que mi padre consiguió especialmente para mi, cabe mencionar que nunca fui de una familia muy acaudalada ni sobresaliente y ese reloj era mi posesión mas preciada. Mi tristeza fue inmediata y apocalíptica.

Al siguiente día se me pudo ver entre clases arrastrando los pies por la escuela sin rumbo esperando que como por algún tipo de milagro el reloj apareciese frente a mí en un rincón, lo cual no pasó. Al final del día me resigne, me di cuenta de que mi búsqueda no tenia sentido, el reloj ya debía tener un nuevo dueño.

Mientras caminaba arrastrando mi alma y con mi animo entre las piernas, un chillido se oyó detrás de mi. Era un jovencita de mi edad que caminaba rápidamente hacia mí llamándome “muchacho gracioso”. Al acercárseme me dijo que en la presentación del dia anterior en la que pase al pizarrón el reloj había caído sobre su mochila. Inmediatamente después saco mi mas preciado tesoro de su mochila.

En ese momento fue cuando deje de ver a mis pies y la vi a ella por primera ocasión, era una vista magnifica. Su cara mostraba una expresión que parecía comprender cuanto valía ese reloj para mi y mostraba una sonrisa que después se convertiría en mi mas preciado tesoro.

Después de ese día, estuvimos juntos como amigos, de la única manera que parecía estar destinada a ser para nosotros, amigos.

miércoles, 9 de julio de 2008

Carta 1

Este es el primer verdadero intento de escribir algo remotamente literario que tengo en este blog, asi que no sean muy rudos en la critica.

7 años ya han pasado desde el primero, el único. La única ocasión que pude conocer sus labios, presentar los míos en un solo momento de magia en el cual el tiempo se detuvo y me dejo disfrutarlo una eternidad y un segundo. Solo eso.

Mi vida no fue la misma desde el día en que la sostuve durante esa eternidad, ese segundo. No me ha dejado vivir, el recuerdo de sus ojos esa noche.
Todas las noches veo su rostro en mis sueños, un solo maravilloso sueño y al mismo tiempo la más terrible pesadilla que pudiese existir en este mundo o en el siguiente.

Como puedo seguir mi vida después de estar tan cerca de lo que mas amo, como puedo continuar con mi existencia carente de sentido después de que me presentaran lo que es la felicidad realmente.

Lo único remotamente cercano al amor que siento por esa musa, esa inmaculada persona creadora de esperanza, es la culpa que siento por haberla lastimado. No se que castigo recibiré por haber provocado que derramase una lagrima solo se que será demasiado indulgente, no creo que Satanás comprenda cual es el castigo que he de merecer por romper el corazón de un ángel.

7 años llevo en la miseria que es vivir en el infierno que es el mundo sin esos labios, sin esos ojos, sin el ángel que no sabía que me acompañaba siempre que la miraba de reojo, siempre que lograba que de la manera más inocente me sonriera. Esa sonrisa, podía durar noches en vela solo recordándola, era una luz en el abismo que la miseria y la soledad me habían obligado a vivir.

¿Como pude lastimarla? A ella, tan pura.

Ella que me acompaño durante mas de 6 años, éramos inseparables. Por supuesto ella solo veía en mí un amigo, yo veía el combustible de mi existencia.

Este es el medio por el cual cuento mi historia, la historia de un amor mal amado y un hombre cuya desesperación por trascender ha sido su perdición.

Mi historia, la de ella y la de tantas penas.
"La conciencia del perdido es la que me llevara a los momentos mas felices de los dias que jamas vivi."

Los que han pasado por aqui (desde el 26 de enero, 2010)