lunes, 8 de septiembre de 2008

Carta 17

Humberto no tardo en caer victima del alcohol, yo por el otro lado había dejado de tomar y estaba aun en shock.

Ella me miraba en silencio dejando que la cabeza de Humberto descansara en su hombro, la mirada no era la misma de la niña de que me enamore, ni la de la joven a quien yo le había roto el corazón. Era la mirada de una mujer que había tomado su decisión, que miraba a su mejor amigo con lastima y con coraje al mismo tiempo que demostraba un gran afecto por el. Desgraciadamente no parecía ser el afecto que yo quería.

Las palabras no hacían falta teníamos una conversación con nuestras miradas. Ella sabía que era lo que yo sentía y yo entendía que ella no tenía ningún deber para haberme esperado. Yo era el que estaba mal. Yo había cometido un error y lo estaba pagando.

Hoy en día se que me merezco lo que me paso, se que le hice demasiado daño a ella, la deje aquí después de declararle mi amor. Y no tengo ninguna derecho de odiar a Humberto, el fuel quien la acompaño, el se quedo a su lado, el jamás la hirió.

No tardamos mucho en romper el silencio y abandonar el bar. Subí a rastras a Humberto al auto y deje que ella manejara. Solo por que mi borrachera no se había ido del todo. El camino fue casi tan silencioso, el radio aminoro el camino. 101.9 FM aun conocía la estación que solía escuchar. No puede evitar dejar salir de entre mi torbellino de emociones reprimidas una sonrisa.

Me baje frente a la casa de mi madre, supongo que en ese entonces volvió a ser mi casa. Ella se bajo del auto y camino a mi.

-Es tu culpa, sabes- dijo con melancolía- tu te fuiste. No me contestabas mis mensajes y me dejaste esperándote. Que podía hacer no. Yo no. No pensé que volvieras.

-Es mi culpa, lo se- le dije volviéndome hacia ella.

-Te fuiste, me dejaste sola y después de decirme que todo ese tiempo me has amado- dijo acercándose y mirándome fijamente a los ojos- ¿Como te atreviste? No preguntaste por un solo momento si yo sentía lo mismo. Y después de que intente hacer lo mejor para ambos, te fuiste. Dejándome sola y con todo esto dentro. La culpa, el añoro y todo esto que sentía por ti. No tienes derecho de estar triste, no tienes derecho de que yo sienta nada por ti ahora. No mereces que siga hablando contigo.

-Lo se, lo siento y me arrepiento todos los días- dije viéndola a los ojos, esos ojos. ¿Por que no los podía descifrar en ese momento?

-No es suficiente- dijo abofeteándome con toda la potencia que su mano le permitió- no es suficiente- sus palabras estaban ahogadas en las lagrimas que salían de sus ojos.

-lo se, lo se- le dije acercándome a ella y tomándola en mis brazos.

-Te ame, más de lo que alguien debería poder amar a alguien- dijo mientras secaba sus lágrimas en mi hombro.

En ese momento no pude evitarlo, la acerque todo lo que pude y la bese. Esos eran los mismos labios, la misma pasión, aun estaba ahí. Ella no rompió el beso ni el abrazo.

Cuando nos separamos me miro ahora con sus ojos ya sin lagrimas y decididos- Ese fue el ultimo.

Fue lo ultimo que dijo antes de subirse al auto y marcharse con su novio, mi mejor amigo.

Esa noche no puede dormir, solo recuerdo estar sentado en cochera de la casa hasta que los primeros rayos del sol iluminaron mi rostro. Toda una noche pensando en el hubiera, en el por que y mas que nada pensando en ella.

En sus labios que ya no serian míos, en sus ojos que ya no me verían a mi y en su corazón que no podría pertenecerme jamás.
"La conciencia del perdido es la que me llevara a los momentos mas felices de los dias que jamas vivi."

Los que han pasado por aqui (desde el 26 de enero, 2010)