Esta, amigos míos, es la historia épica e inolvidable de la gorda.
La gorda, mujer de dimensiones similares a un ballenato, era una dama cuya tierna edad estaba a punto de alcanzar los 15 años. La chica en cuestión, que de chica no tenía nada, disfrutaba bailar más que nada en el mundo. Desgraciadamente no practicaba su danza tanto como ella desearía, esto, por la falta de hombres valientes que se decidieran a bailar con una mujer de sus volúmenes.
Pero la triste historia de la pobre gorda no podría terminarse ahí, claro que no. La gorda no solo era gorda, también había sido maldecida con el atractivo visual de una especie de bestia bíblica que perseguiría a infantes para beber su inocente sangre. Esta era la segunda razón por la cual los hombres, ni siquiera el más valiente, se atrevían a invitar a compartir una pequeña balada con la pobre, pobre, pobre gorda.
Cuando fue el momento de planear su quinceañera la gorda tuvo una idea, un maléfico plan que obligaría mínimo a un caballero a bailar con ella.
Su plan consistía en tener su fiesta invitando solamente aquellas personas que cargasen con cromosomas "XY", osease hombres. Para ayudar a los caballeros a obtener el coraje necesario, la gorda, consiguió 20 barriles de valentía liquida, también conocida como cerveza.
El fatídico día llego y la gorda con su vestido, hecho con medidas similares a las de un forro de tinaco, se prepara en el local para ver como cada uno de los invitados llegaban.
Todos, uno por uno, llegaron y se establecieron alrededor de donde se encontraban los barriles de valentía. Los minutos pasaban y la banda, la ranchera sinaloense de la sierra, comenzó a tocar
La gorda levanto una sus garras, también conocidas como manos, esperando que alguno de los invitados tuviera, como decimos en mi tierra, los huevos para sacarla a bailar.
Los murmullos entre los hombres comenzaron a tornarse obvios.
"Wey, saca tu a bailar a la gorda" decía uno mientras rellenaba su vaso.
"Nah, sácala tu a bailar" dijo el ultimo vaciando el suyo.
"Sáquenla uno de ustedes" dijeron a los cinco hombres que acababan de llegar.
Siendo esta una fiesta, obviamente había uno que otro hombre que no había sido invitado y aun así decidió asistir sin conocer el carácter de la fiesta.
"Tanto, pedo. Bola de maricones. Yo la voy a sacar" dijo el gorrón tomando su cerveza hasta el fondo.
Oh, salvador de nuestras almas y nuestros cuerpos. Por siempre te agradeceremos. Pensaron los demás invitados.
El colado camino decididamente hacia donde la bestia mítica se encontraba. Su mirada impasible y su mente determinada. Extendió su mano y señalo al monstro.
"Haber tu…" dijo utilizando su voz para mostrar su seriedad.
"Si, tu. Pinche Gorda. Haber si te Sales mucho a la chingada de aquí…".
A pobre, pobre gorda.