Y a veces no podemos ver lo que está frente a nosotros como si ignoráramos la misma realidad, no somos los más inteligentes ni los más sabios solo somos humanos, que más se puede esperar.
Nada es lo que parece cuando soñamos, esperamos ver un cielo verde y volar en una tortuga espacial, solo podemos esperar que la realidad no se quede muy atrás, que intente ser tan especial como el sueño que nos permite imaginar.
Pero es más difícil aceptar que en la realidad no hay vaqueros robots ni piratas del futuro, solo estamos un montón de soñadores sin mucho que hacer y muchos sueños sin cumplir, pero seguimos soñando, por masoquistas y por tontos, pero más que nada porque es fantástico.
Continuamos soñando por que de vez en cuando uno que otro pequeño sueño se nos cumple y eso es tan especial como genial.
por eso sueño con ser un vaquero espacial que monta un dinosaurio venusiano, no hay nada como el sueño, no hay nada que pueda disfrutar más y que pueda hacerme más feliz.
A menos claro que hablemos de la realidad, de lo que es de verdad, de lo que no tuve imaginación para soñar. Porque ni en un millón de años podría haberte soñado a ti.
No eres nada que soñé pero todo lo que necesito, no espero tener nada mas en mis brazos que no sea un minúscula partícula de tu ser. Átomos que no soñé, quarks de algo mejor que mi ilusión.
Y por ahora sueño con que me lleves a caminar en la cima de la torre más alta de la Atlántida montando tiburones vegetarianos que nos canten canciones de ballenas y de pulpos de altamar.
Ya no necesito soñar para verme en ridículas historias que a mis hijos pueda contar, ya no hace falta imaginar para poder reír; no hay nada más que tú que pueda ser más que mi sueño.
Un simple puño células demasiado perfectas para vivir en un sueño.
