The driving kiss

Hoy les relatare, resumidamente, tres historias que tienen una cosa en común. La locación.

Todas estas historias han sucedido en autos, qué a pesar de no ser el mismo tienen cierta familiaridad.

Quizás sea triste para ustedes que 3 de mis "primeros" besos (obviamente es primero con esa muchacha, no sean densos), hayan sido en un auto, pero todos tienen cierta memorabilidad (M@X, inventando palabras desde 1995) que hacen que no me pueda arrepentir de ninguno.

El primero sucedió llegando del cine, a mi hogar (oh en los tiempos donde yo carecía de carro y mi pareja era la que hacia todo eso de manejar). Nos estacionamos y hablamos por algunos minutos, de nada y de todo.

Al despedirme me acerque a ella y la bese justo en los labios. Rápido y tomándome un solo segundo para acariciarle la mejilla. Sonreímos y me baje del automóvil para permitirle que regresara a su lejano hogar.

Esto podría sonar sin mucho chiste para ustedes pero para mí tiene un significado muy grande, este fue el primer beso de una relación que se caracterizaría por nuestra forma relajada de ver las cosas y vivir. Así como empezamos, igual terminamos. No será de película pero fue una gran etapa de mi vida.

El segundo fue al ritmo de stuck on to you del rey (Elvis niños, Elvis), pocos minutos después de ponerme de novio con esta persona. Fue leve y tierno. Fue de esos besos que inocentes y algo avergonzados. No puedo quejarme.

El tercero fue mientras platicaba en el auto con cierta amiga. Ella hablaba de que, yo no sé, pero recuerdo que había cierta tensión en el aire, con ella siempre la había. Me miro, la mire y en segundos compartimos un beso. Podría decirse que lo robe.

Si fue robado, tuvo su castigo. Ese fue un primer beso sin continuación. Un primero y un último, para una relación que nunca existió.

Esos son los besos automovilísticos, espero que les hayan gustado.