viernes, 15 de enero de 2010

Así que así empezó…


Una oscuridad me envolvía, solo sentía el pulso de mi propio corazón acelerarse poco a poco. Oia unos gritos a lo lejos, podrían haber sido murmullos cerca la verdad, difícil saber. Sentía la presión sobre mí, sentía la necesidad de escapar pero era demasiado difícil; pareciera no ser posible para mí salir de ese mi hogar, ese que ya era demasiado pequeño para mí.

Mi preocupación se elevaba y mi cabeza comenzaba a girar. El aire me faltaba, ya no oía los murmullos, mis brazos ya no me respondían y mi corazón velocidad. Un horrible dolor me golpeo de pronto, no lo suficiente para devolverme el aire, pero suficiente para liberarme.

"Ya salió" dijo el doctor a mi madre mientras sostenía mi no tan diminuto cuerpo y mi hombro que había sido dislocado para ser extraído de las entrañas de mi progenitora.

Un silencio pesado y abrumador tomo la sala de pronto. Algo faltaba, la enfermera no reia respecto al tamaño del inusualmente grande bebé, el doctor no aseguraba a la madre que el niño estaba sano ni si quiera se oía el respirar de la madre. Entonces fue evidente que faltaba, lo que normalmente sobra en todas nuestras vidas, el llanto.

Mi ojos cerrados y sin conocer el mundo real.

Mis piernas rígidas y colgantes aun.

Mi hombro desecho aun en las manos de un experto.

Mis pulmones vacios.

El doctor me llevo a una mesa separa y lejos de donde mi madre, que aun se encontraba muy maltratada por el parto, no me podría ver. El doctor y las enfermeras decidieron rápidamente que era necesario para que yo sobreviviera y, como es obvio en este momento, lo lograron.

Después de lo que fueron un par de minutos de no respirar y después muchos de respirar recibiendo ayuda asistencia, fui llevado cerca de mi madre. Ella aun no estaba lista para sostenerme, claro esta tarea nunca sería fácil gracias a mis 4.8 kilos y 59 cm, pero era imposible en el estado de mi madre.

Fui llevado a los cuneros donde, después de una serie de cálculos que debieron ser graciosos de observar a la lejanía, las enfermeras determinaron que yo no cabria en una simple cuna. Después de ver un par de opciones fui colocado en una cama térmica.

Mientras tanto, mi madre fue llevada de vuelta a su habitación donde los camilleros la ayudaron a acostarse en su cama. Según me ha contado ella, la posición que tomo al ser recostada fue la misma que guardo por un par de días pues carecía de la fuerza para moverse.

En mi prisión de cristal yo fui visitado continuamente por mis familiares, mi padre y mi hermana siendo obviamente los más frecuentes, pero no por mi madre. Ella no podía moverse aun. Durante estos dos días yo estaba siendo observado por el doctor encargado de mi bien estar, cuya opinión médica era mantenerme sin comer para observar cómo me desenvolvía. Hasta hoy en día, culpo esas cuarentaiocho horas de ayuno por mi hambre crónica.

Después de los dichos dos días de espera, después de la complicada tarea de parir a tal leviatán de hijo, mi madre recobró las suficientes fuerzas para ponerse de pie e ir a observarme. Con su espíritu como bastón camino por los pasillos del hospital buscando los cuneros, ahí, sin ayuda de nadie pudo identificarme; solo y hambriento en una jaula de cristal.

"Pobre niño, cuantos meses tendrá aquí el pobrecito" dijo una señora que miraba directamente a mi inusualmente grande cuerpo infantil.

"Acaba de nacer" dijo mi madre recargada en la pared mientras maldecía a los dioses por no tener suficientes fuerzas para golpear a la mujer.

Así paso, aunque no lo recuerde, así me lo han contado por 20 años.

5 comentarios:

anne dijo...

ASombroso!! king kong el infante!
awww!!!! estabas hermoso! mientras leia estaba imaginandome lo que pudiste haber pesado, 4.8 kilos!!!
adora a tu mama te tuvo natural : )
y tus hijos? como iran a nacer?
besitos
aniestra

nyxzamora dijo...

veeeez que el unico que hizo destrozos fuiste tuuu!!!
jaajajajaja
esta genial gigante!
love youuu machin! ;)
y pobrecita mi madre! todavia no logra recuperarse! jajajaaja

ADRIANA dijo...

Eres junto con tu hermana lo mejor que me mandó Dios. Los amo muchísimo aunque me dolieras un poco. jajajaja
Eres un bebé gigante hermoso. y el que no te vea así le puedo prestar mis ojos.

Unknown dijo...

quien diria que desde antes de nacer ya eras un anormal... jajajjajajajajajajajja sono horrible... pero no te imaginas lo feliz k soy de que sea asi, claro no lo digo por tu madre k sufrio un horrible parto y toda la preocupacion pero k bueno k eres raro jajaja

Anónimo dijo...

jajaja hambre cronica...!!
muy bello la vdd...

"La conciencia del perdido es la que me llevara a los momentos mas felices de los dias que jamas vivi."

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